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Calefacción por suelo radiante: Innovación a tus pies

Especialistas en Calefacción por Suelo Radiante en Madrid

Suelo radiante

¿Qué es la calefacción por suelo radiante?

Distribuye el calor de manera uniforme desde el suelo, proporcionando un confort constante sin generar corrientes de aire frío o puntos calientes.

La calefacción por suelo radiante consiste en un sistema de tuberías de polietileno instaladas bajo el pavimento de la vivienda. Por estas tuberías circula agua a una temperatura de entre 35 y 40ºC para calentar el espacio, o de 15 a 16ºC para enfriarlo, proporcionando un ambiente confortable todo el año. Las tuberías, distribuidas de manera uniforme, aseguran un reparto homogéneo del calor, lo que convierte al suelo radiante en una de las opciones más eficientes para la climatización del hogar.

También ofrecemos una variante moderna: el suelo radiante eléctrico. En este caso, las tuberías son reemplazadas por resistencias que convierten la energía eléctrica en calor, ofreciendo una solución práctica y eficiente para diferentes tipos de viviendas.

Aunque el suelo radiante es una tecnología puntera y muy solicitada hoy en día, su concepto tiene raíces antiguas. En el siglo I a.C., el ingeniero romano Cayo Sergio Orata desarrolló el hipocausto, un sistema que utilizaba aire caliente circulando bajo el suelo. Este invento no solo es el antecesor del suelo radiante, sino también de la calefacción central moderna.

Nuestros servicios de venta e instalación de suelo radiante, tanto hidráulico como eléctrico, te permiten disfrutar de un sistema sostenible que ahorra energía y elimina la necesidad de radiadores visibles. Contacta con nosotros para un presupuesto adaptado y transforma tu hogar con una calefacción eficiente y estética.

¿Cómo funciona la calefacción por suelo radiante?

Para minimizar la pérdida de calor, se coloca una capa de aislamiento térmico debajo de las tuberías del suelo radiante por agua o de las resistencias del sistema eléctrico. Encima de estas, bajo el pavimento, se aplica una capa de mortero que actúa como acumulador de calor, liberándolo de forma gradual gracias a su alta inercia térmica. Por ello, este tipo de calefacción tarda más en calentar comparado con otros sistemas, pero mantiene el calor durante más tiempo una vez apagado.

El suelo radiante, además de ser altamente eficiente, se integra muy bien con sistemas de energía solar fotovoltaica, conformando una solución de climatización con bajo impacto ambiental. En sistemas eléctricos, la energía generada por los paneles alimenta las resistencias; en sistemas de agua, el agua caliente sanitaria producida se distribuye por las tuberías del suelo.

Una tendencia creciente en climatización es la combinación de suelo radiante con aerotermia. Esta última, también reconocida por su alta eficiencia tanto para calefacción como para refrigeración, mejora la distribución del aire y permite trabajar con temperaturas más suaves, lo que reduce el consumo energético.

Instalación de calefacción en hogar

Beneficios de la instalación de calefacción por suelo radiante

  • Mayor confort

    La calefacción por suelo radiante proporciona una distribución uniforme del calor en toda la vivienda, lo que se traduce en un mayor confort térmico para sus ocupantes. La combinación con sistemas de aerotermia refuerza esta homogeneidad en la temperatura ambiente. Asimismo, al estar situada la fuente de calor bajo el suelo, se evita la acumulación de calor en las zonas altas de las estancias, maximizando la eficiencia energética.

  • Calefacción y refrigeración

    El suelo radiante por agua puede ser empleado también en verano como sistema de refrigeración.

  • Es invisible

    El sistema de calefacción por suelo radiante destaca por ser el más discreto del mercado, ya que elimina la necesidad de radiadores o unidades de aire acondicionado, permaneciendo completamente oculto a la vista y permitiendo una mayor libertad en el diseño de interiores.

  • Menor consumo y más ahorro

    El suelo radiante funciona con temperaturas moderadas, lo que lo hace eficiente tanto en calefacción como en refrigeración, permitiendo reducir el consumo energético y ahorrar en la factura eléctrica. Aunque su instalación supone una inversión inicial más alta que otros sistemas como los radiadores o incluso la aerotermia, su bajo consumo energético compensa ese coste a medio plazo. Esta rentabilidad aumenta aún más al combinarse con placas fotovoltaicas, creando una solución energética sostenible y de alto rendimiento.

  • Climatización sostenible

    Otra ventaja del bajo consumo energético del suelo radiante es su contribución a una menor huella de carbono. A diferencia de los sistemas tradicionales como los radiadores, que requieren temperaturas de hasta 90 °C, el suelo radiante opera con agua a temperaturas mucho más moderadas (alrededor de 35 °C o 40 °C), lo que permite una notable disminución en las emisiones de CO₂ y hace de este sistema una opción más respetuosa con el medio ambiente.

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Preguntas Frecuentes

¿Qué ventajas tiene frente a los radiadores tradicionales?

Ofrece una distribución más homogénea del calor, es invisible (libera espacio al no necesitar radiadores), trabaja con temperaturas más bajas y consume menos energía, lo que se traduce en ahorro económico y mayor confort.

Sí, cuando se combina con aerotermia u otras tecnologías, el suelo radiante puede funcionar como sistema de refrigeración, aportando frescor de forma suave y eficiente en verano.

Al tener alta inercia térmica, el suelo radiante tarda más en calentarse que otros sistemas, pero una vez alcanzada la temperatura, la mantiene por más tiempo, incluso después de apagado.

Es ideal tanto para obra nueva como para reformas, aunque en viviendas ya construidas puede requerir una elevación del suelo, por lo que se recomienda un estudio previo.

Sí, al no tener superficies calientes expuestas ni corrientes de aire, es un sistema seguro y cómodo para todos los miembros del hogar.

El coste de instalación es superior al de otros sistemas, pero se amortiza con el tiempo gracias a su bajo consumo. El precio varía según el tipo de sistema, el tamaño de la vivienda y el tipo de energía utilizada.

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